Los líderes muchas veces pierden liderazgo cuando se olvidan lo que una vez fueron.
Esta semana estaba hablando con mi madre y ella me contaba una situación personal que la tenía un poco frustrada. Nada grave pero un poco frustrante. Al escucharla, le expresé mi punto de vista de la situación filtrándola por el aprendizaje que he tenido en el blog, los libros que me he leído, etc.… mi respuesta fue cómo la de un ser elevado que ve la situación desde arriba y expresa su… “sabiduría”.
En medio de la conversación me doy cuenta que no estoy siendo empático con ella. Más aún, me vienen recuerdos a mi mente de conversaciones pasadas con ella u otros donde respondía de la misma manera. Cómo si tuviera una respuesta para todo.
A veces en nuestro camino hacia el liderazgo olvidamos lo que éramos cuando comenzamos a atraer personas. Nos olvidamos de los momentos cuando no teníamos todas las respuestas, cuando éramos empáticos… cuando simplemente escuchábamos.
A lo mejor esa es la razón por la cual las personas comenzaron a seguirnos…porque escuchábamos.
Uno de los peores errores que podemos cometer como líderes es dar la apariencia de ser perfectos, el que lo sabe todo, los que tienen una respuesta para cada problema. Sin embargo, a veces llegamos a dar esa impresión sin darnos cuenta debido al compromiso que hemos tomado por crecer y cambiar, por lo libros que leemos y el esfuerzo que ponemos en desarrollar nuestra inteligencia emocional.
Sin ninguna mala intención, la “sabiduría” nos hace perder la conexión con la gente.
No te puedo contar la cantidad de veces que mi esposa me ha dicho con palabras, gestos, directa o indirectamente: “No quiero una solución, no me importa que tan fácil es resolver el problema, quiero que me escuches…nada más”.
Existe una costumbre Judía llamada “Guardar Shiva” (Sitting Shiva en inglés) donde los familiares más cercanos a quién ha perdido un ser querido lo visitan en su casa luego del entierro y simplemente se sientan y esperan. No dicen nada.
Simplemente se enfocan en ser empáticos con el que ha perdido.
En los momentos en que un ser querido ha partido de este mundo, nunca me ha llenado cuando la gente se me acerca y me dice cosas como: todo va a estar bien, él está más feliz en el cielo, algún día entenderemos el propósito de esta situación, etc., etc., etc.
¿Sabes quién me ha llenado? El que me ha abrazado y llorado conmigo.
Entiendo perfectamente el por qué las personas dicen esas frases y aprecio su buena intención. No quiero ser malinterpretado.
Simplemente debemos recordar que la empatía ha sido y siempre será lo que desarrollará las más profundas relaciones.
A veces la sabiduría está en callar y escuchar.
A veces la sabiduría es empatía.
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José G. Quintero E.
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