Con los candidatos luchando por el sillón presidencial, quienes guardan
ahorros y buscan oportunidades tienen lugares concretos para apostar su
capital.
Un año
electoral, con cambio de ciclo político incluido, es un momento muy difícil
para cualquier inversor. El gobierno que se retira hace todos los esfuerzos
para aparentar una excelente gestión y los que quieren sucederlo pintan un
escenario más dramático. Ambos confunden. Lo cierto es que el próximo presidente
recibirá un país con una economía que necesita muchas correcciones, pero lejos
estará de heredar una profunda crisis. Quedaron para los libros de Historia el
crecimiento a tasas chinas, los superávits gemelos, la baja inflación y la alta
inversión del período 2003-2007, pero tampoco se está en el peor de los mundos.
Aunque,
quien asuma en octubre, tendrá muchos desafíos: desde enfrentar una caída de los precios de las materias primas hasta
unificar los tipos de cambio o liberarlos –porque el atraso cambiario está
devastando sectores de la economía que dejaron de ser competitivos–, pasando
por terminar con las restricciones que complican la inversión, arreglar con los
fondos buitre para que el país vuelva a los mercados de deuda y pueda
financiarse a tasas más bajas, bajar la inflación y el déficit fiscal e
incrementar las reservas. No es poca cosa: las herencias recibidas por los ex presidentes
Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde o Néstor
Kirchner no tienen comparación con la que tendrá que gestionar el próximo
mandatario. Y, salvo pequeños matices, todos los candidatos tienen el mismo
diagnóstico sobre lo que hay que hacer para resolver las inconsistencias de la
economía nacional. Según los posibles escenarios, he aquí cinco inversiones que
prometen. Porque, como en una partida de ajedrez, no sólo hay que saber qué
pieza mover, sino también anticiparse a todas las posibles jugadas del
mercado...
1º Para
invertir hay que anticiparse y comprar cuando nadie compra.
O, mejor dicho, cuando está barato.
La Bolsa es un excelente indicador
que se anticipa a los cambios. Si el próximo gobierno arregla con los fondos
buitre, la Bolsa va a subir y subir. Un dato clave es que, medidas en moneda
extranjera, las acciones argentinas cotizan al 10 por ciento del valor de sus
comparables de la región. Esto demuestra una gran oportunidad de inversión a
mediano plazo. Hay muchos momentos históricos que se pueden repetir: durante el
período 1997-2002 el Merval pasó de u$s 850 a menos de u$s 100, representando
una gran oportunidad de compra en la Bolsa.
Salvando las
distancias –porque no es comparable ese período con el actual–, hoy también se
está frente a una buena chance. Hubo dos ocasiones en las cuales el Merval
alcanzó valores soñados: entre 1976 y 1980 el índice general subió 3.200 % en
dólares; y en 1991, durante la presidencia de Carlos Menem, la Bolsa comenzó
cotizando en 120 puntos y cerró el año en 900, esto es, una ganancia en dólares
de 650 % en sólo dos años. Cuando asumió Kirchner, el Merval pasó de u$s 235 a
u$s 700 en cuatro años, una ganancia de casi 50 % anual en esa moneda. ¿Qué
garantiza que los sucesos del pasado vuelvan a repetirse? Obviamente, cualquier
decisión de inversión en acciones conlleva riesgos pero, con un plazo de 1 ó 2
años, no habría que dudar. Cada inversor sabrá cuánto dinero poner en riesgo.
Pero empresas de los sectores energéticos, bancarios y, en un segundo escalón,
el siderúrgico son las que considero con mayor recorrido para una primera
etapa. También se pueden elegir los fondos comunes de inversión que tengan
dentro de su cartera una composición importante de estos activos. La renta
variable (acciones) es, sin duda, una de las inversiones que más prometen.
2º La
próxima administración deberá tomar una decisión sobre el tipo de cambio.
Puede decidir una convergencia entre el oficial y el paralelo (por
ejemplo, llevarlo a $ 11) o directamente liberarlo hasta alcanzar el valor que
necesite la economía. En ambos casos, la mejor opción es invertir en bonos
ajustados por la evolución del dólar oficial, denominados dollar linked (Bonad
2016, Bonad 2018). Es uno de los pocos instrumentos que permiten invertir en un
activo barato como es el dólar oficial. También se puede optar por hacerlo vía
fondos comunes.
3º En caso
de que quien asuma en octubre no llegue a un acuerdo con los holdouts
–o se demore– y que el escenario se parezca mucho al actual, convendrá
posicionarse en bonos dolarizados (Boden 2015, Bonar X) con rendimientos de
entre 8 % y 8,50 % en dólares.
4º En caso
de producirse una convergencia o liberación del tipo de cambio y acuerdo con los fondos buitre, además de las acciones y los bonos
dollar linked convendrá sumar a la cartera algunos bonos en dólares de largo
plazo, como Discount Ley Argentina (rinde casi 9 %) y Par Ley Argentina
(aproximadamente 8 %). Claramente, un acuerdo con los buitres brindará una
fiesta financiera en varios activos.
5º Hay un
instrumento de inversión que puede resultar uno de los más favorecidos en caso de que la economía argentina no sólo repunte sino que, además,
resuelva todas sus inconsistencias. Los cupones atados al crecimiento del PBI
pueden generar rendimientos en dólares superiores al 50 % anual, siempre y
cuando el PBI vuelva a crecer por encima del 3 % (tanto la versión en pesos
–TVPP– como en dólares –TVPA– y hasta la de euros). La gran apuesta para este
instrumento está relacionada, además de al fin del conflicto de la
reestructuración de la deuda con los holdouts, a la expectativa de gran
cantidad de ingreso de capitales que permitirán un incremento de la
productividad, habilitando el pago del cupón.
FUENTE:
http://www.apertura.com/negocios/Cinco-inversiones-que-prometen--20150406-0001.html
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