Sustentabilidad
es la palabra. Es el gran desafío que tienen hoy en día las empresas en la
Argentina. Por eso es importante definir de qué se trata la
“sustentabilidad organizacional”.
Algunos
creen que ser sustentable, es pasar las crisis. Otros que tienen que ver con la
responsabilidad social empresaria, o que se necesita vender más, para ser más
grande o tener contactos en la política para salir favorecido en las
contrataciones…
La
respuesta es compleja pero sencilla a la vez. La Argentina, es una red de
empresas en donde se han probado diferentes combinaciones para el éxito, el
cual, duró muy poco si se observan los tiempos de la política. Hoy en día sigue
siendo un país subdesarrollado con un elevado índice de pobreza. Esto significa
que en términos de sustentabilidad, se han hecho las cosas muy mal.
La
sustentabilidad no significa “supervivencia”, pero si tiene relación con la RSE
y con las prácticas organizacionales. Es decir con las políticas y las estrategias
de mediano y largo plazo.
Me
gustaría citar algunos indicadores que se utilizan generalmente para evaluar el
éxito empresarial. Entre ellos encontramos (revisa Fortune) la innovación,
la calidad de la gerencia, el valor de la inversión a largo plazo, la
responsabilidad corporativa para con la comunidad y el ambiente, la habilidad
de atraer y retener gente talentosa, la calidad de los productos y servicios,
la solidez financiera, el uso acertado de los activos de la empresa.
Si esta lista fuese una
encuesta, la pregunta a realizar es: ¿Cuántas empresas PYMES en Argentina
podrían contestarla de manera satisfactoria?
¿Por qué la sustentabilidad
organizacional le gana a las crisis?, la respuesta es: no porque se
adapta a ella, sino porque crea condiciones para sortearla de manera
efectiva. No es la “capacidad para reaccionar”, es la capacidad para
entrenarse y actuar antes de que explote. El trabajo para afrontar una crisis
es un proceso que no inicia con la crisis.
El problema de esperar a tocar
fondo para actuar, se ve claramente en las organizaciones. Las “políticas
reactivas” son aquellas que se impulsan cuando las consecuencias están
presentes. Ejemplo de políticas reactivas son: la decisión de capacitar al
personal de ventas en tiempos de crisis, el despido de personal, la
búsqueda de mercados alternativos sin preparación previa, etc.
Una organización sustentable,
se encuentra preparada desde sus políticas y estrategias para transitar las
crisis y obtener beneficios a través de ellas. No estoy diciendo que sea
“sencillo”, sí digo, que se necesita un trabajo previo en materia de cultura
organizacional, comunicación, planeamiento, técnica presupuestaria, etc.
Un ejemplo concreto para que se
entienda. Si usted pretende cobrar más por un producto – servicio que fabrica,
y el estudio de posicionamiento determina que es percibido como una empresa
intermedia (ni cara, ni barata), no podrá de la noche a la mañana, subir los
precios y esperar sostener el nivel de ventas y generar mayor rentabilidad. Para
lograrlo, tendrá que preparar a la empresa para un cambio. Esto significa,
desarrollar una política de calidad, mejorar los aspectos de la presentación
del producto – servicio, la imagen institucional, cambiar la política de
comunicación, si es que la tiene, es decir, tendrá que trabajar mucho antes de
tomar la decisión, si quiere obtener un resultado sustentable porque debe
cambiar la percepción de su público y de su oferta primero.
Muchas veces confundimos los
efectos con las causas. Así como creemos que los problemas de la Argentina son
económico – financieros, de la misma manera creemos que los problemas en las
organizaciones se reducen a vender más, cobrar las cuentas y despachar
productos. El enemigo silencioso de la sustentabilidad es creer en la “linealidad”,
en que las condiciones favorables van a durar para toda la vida.
La clave para lograr la
sustentabilidad no es hacer más, sino hacer mejor. No es buscar
un resultado artificial, sino trabajar en las causas que generarán los efectos
futuros deseados. Es hacer las cosas que debemos hacer en las organizaciones
para que los resultados se den como consecuencia de la excelencia en materia de
combinación de recursos físicos y humanos.
Las PYMES Argentinas, deben
trabajar este aspecto y el país lo necesita porque el secreto de la
prosperidad, por lo menos, hasta hoy, se encuentra en la capacidad de las
organizaciones para crecer sostenidamente y generar recursos mediante impuestos
para la comunidad. Un país con empresas fuertes, tiene mayores chances de
sostenerse y mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos que un país con
empresas de subsistencia.
Hay un sitio (World Pay Zinc)
en la web, que difunde la ganancia de las empresas de tecnología en el mundo
calculado sobre la base de datos fiscales. Durante el año 2013,
el sitio difundió las siguientes cifras: Google facturó cerca de US$ 60 mil
millones, Apple US$ 170 mil millones, Amazon US$ 74 mil millones,
Facebook US$ 7 mil millones, LinkedIn US$ 1500 millones, Yahoo US$ 4 mil
millones y eBay unos US$ 16 mil millones.
Esto demuestra que la clave no
es arbitrar los recursos escasos. Es sembrar el espíritu emprendedor y generar
las condiciones crediticias y de capacitación y guía necesarias. De esto se
habla bastante y poco se hace en la práctica, y la Argentina es un país que
tiene mucho para dar a partir de la creación de empresas sustentables.
Lic. Claudio M. Pizzi
Profesor de Adminsitración General UBA
Ciencias Económicas
Master en Dirección estratégica de Empresas
Director de Dorbaires Consultora
Organizacional
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