No existe un ser
pensante sobre esta tierra que alguna vez no haya sentido alguna clase de
temor. David Fischman decía que es la emoción más difícil de manejar porque el
dolor se llora, la rabia se grita, pero el miedo se “atranca silenciosamente en
el corazón”.
El emprendedor y el
empresario pyme, lo sienten a menudo y no es para menos. En la actualidad
existen muchas organizaciones en donde se pueden cobijar como las cámaras
empresariales, las asociaciones, las reuniones de pares. Algunos ejemplos en
donde encontramos a “aquellos que viven lo mismo” y por supuesto, la dosis de
comprensión natural que se necesita para seguir adelante.
¿Cuáles serán los
temores que a menudo sobre salen del resto? , a continuación listaremos los cinco característicos y sus reacciones naturales.
1. Temor
a la profesionalización de la empresa.
Es aquel que se
siente ante una persona que está más preparada para llevar adelante un
determinado propósito organizacional. El emprendedor, empresario pyme, suele
ser la persona que se encuentra al comando de todas las funciones troncales de
la empresa. Para gestionar su compañía, utiliza metodologías que “entiende bien”,
“que hasta el día de hoy le son cómodas y le siguen dando resultados”, como por
ejemplo el anotar en su agenda las reuniones, obtener por el método de sumas y
restas las variaciones patrimoniales para saber si ha ganado o perdido dinero
al finalizar el año, pero un día aparece alguien que quiere mostrarle otros
caminos, que pretende utilizar herramientas más avanzadas en Excel, en tecnología
y en términos conceptuales. El temor a
no aprender la nueva mecánica, ni los resultados que arroja, genera temor.
Algunas empresas de
forma no consciente, prefieren tomar personal no calificado que puedan ocupar
un puesto que no requiera un desarrollo futuro.
2. Temor
al crecimiento desmedido.
Los que han pasado
años en países latinoamericanos sin previsibilidad, con cambios de normas en
materia legal, económica y política, saben que la “estabilidad” de un modelo
económico dependerá de muchos factores tanto locales como externos. Las
devaluaciones históricas, los procesos inflacionarios, las políticas erráticas
en materia de comercio exterior (importación – exportación) y los vertiginosos cambios
tecnológicos, suelen poner freno a las actividades y generar mayor cautela que
la necesaria a la hora de tomar decisiones de inversión y crecimiento. Es el
temor a no saber qué hacer si una vez agrandada la fábrica o el galpón, se
cayera la demanda.
Algunas empresas
suelen poner el pie en el freno sobre las ventas, generando retrasos en el
crecimiento natural del emprendimiento, y frustración en el personal que quiere
más, que desea seguir progresando en términos económicos y sociales dentro y
fuera de la organización. Es el temor al aumento de salarios, a no poder
cumplir con las obligaciones, a no poder sostener la actividad.
3. Temor
al ridículo en público.
Es el temor a ser un
mal papel frente a sus empleados. El empresario tiene esa capacidad de saber
hacia dónde debe ir en materia de negocios, pero muchas veces no cuenta con las
herramientas de “oratoria y comunicación” que le hacen falta para poder
entablar un diálogo con sus empleados, o poder exponer mediante una “presentación
simple”, hacia dónde va la empresa, o
hacia donde se quiere ir.
4. Temor
a no encontrar el AVATAR
A quien no le
gustaría “clonarse” y colocar cada copia de uno mismo en la función directiva,
en atención al cliente, en el sistema de control, etc. Todos queremos que los
empleados hagan lo que nosotros, se esfuercen como nosotros, sienta el mismo
compromiso y ponga la misma dedicación, así fuere “desmedida” en términos de
balance vida y trabajo. Buscamos a aquellos que más se nos parezcan, al “avatar”
perfecto, pero la realidad es que no existe. Debemos congeniar, aprender del
otro, adaptarnos a aquellos que no son mi esencia porque no existe un doble
perfecto de uno mismo y no podemos buscar eternamente si necesitamos cubrir un
puesto de trabajo, sea o no jerárquico.
Lo que habitualmente
ocurre en estos casos es la “no delegación” de poder y toma de decisiones, el criterio “hágalo usted mismo si quiere que
salga bien”. Es así como a muchos emprendedores y empresarios nunca les alcanza
el tiempo y viven rodeados de papeles, haciendo lo que otros deberían hacer.
5. Temor
al cambio, al no control.
Es natural temer a “aquello
que no se puede controlar”. Por eso
existen las cámaras internas para vigilar personas en puestos de trabajo, por eso cuesta tanto hacer de una empresa
clásica algo flexible. Porque existe desconfianza y temor a no poder controlar
los resultados de una gestión.
Para muchos, que un
empleado “trabaje desde su casa”, es no poder saber si está cumpliendo con lo
pedido o no. Al no tener muy claro cómo gestionar por objetivos y hacerlo de
manera, “humana” y eficiente, se descarta la posibilidad.
Algunos toman la
decisión de colocar personas de confianza (familiares) para evitar el hurto, la
relajación, el ausentismo, sin entender que no se puede tener un ejército de
parientes dispuestos a ocupar cargos directivos sin capacitación ni habilidades
gerenciales.
REACCIONES CLÁSICAS ANTE EL TEMOR EN TÉRMINOS DE DECISIONES ORGANIZACIONALES.
Dos reacciones típicas:
En la organización.
Es importante destacar que una consecuencia clásica del temor en primera instancia es la parálisis. El miedo paraliza, no deja pensar adecuadamente. Por eso las empresas sufren el estancamiento, los ajustes de gastos, el enrarecimiento de los climas de trabajo.
Dos reacciones típicas:
En la organización.
Es importante destacar que una consecuencia clásica del temor en primera instancia es la parálisis. El miedo paraliza, no deja pensar adecuadamente. Por eso las empresas sufren el estancamiento, los ajustes de gastos, el enrarecimiento de los climas de trabajo.
En el emprendedor - empresario.
La reacción típica es diferir las decisiones de fondo. Llenarse de ocupaciones y utilizarlo como justificación para no disponer de tiempo para "decidir" - "enfrentar" el problema.
Conclusiones.
Decía Nelson Mandela
que la valentía no es la ausencia de miedo. El hombre valiente no es aquel que
no siente miedo, sino aquel que lo conquista. Este es el desafío del
emprendedor y el empresario pyme, formarse en management para conquistar los miedos,
lo que implica dejar atrás viejas costumbres y re crear modelos mentales
actuales y nuevos pensamientos.
El coaching y la
interacción con profesionales adecuados, puede lograr erradicar los temores que
tanto aquejan a los dirigentes y en forma indirecta a los empleados.
Lic. Claudio M. Pizzi
Director
www.dorbaires.com
Lic. Claudio M. Pizzi
Director
www.dorbaires.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario