En
mis dos artículos anteriores presentaba un resumen de mis ideas y de las de
otros sobre la necesidad de re-inventar las organizaciones; y sugería que para
ello se necesita elevar el nivel de consciencia de los directivos además de que
este concepto de consciencia me parece un concepto más integrador que el de
“gestión del talento” tan de moda.
¿En
qué necesitamos convertirnos para crear el futuro que deseamos?; ¿ para hacer
real la promesa del Capitalismo Consciente, qué tipo de líderes necesitamos
ser?
Los
líderes empresariales actuales afrontan condiciones de complejidad sin
precedentes y cambios cada vez más rápidos en los mercados. A la vez, la
intensidad de muchos retos económicos, sociales y medio-ambientales supera la
capacidad de la sociedad para responder con eficacia. Aunque en muchas áreas
estamos ganando, también estamos perdiendo seriamente en temas tan críticos
para la misión como las emisiones del efecto invernadero, desempleo y
corrupción.
Cada
vez hay más presión para que las corporaciones asuman el liderazgo en la
respuesta a las dificultades del mundo. Sin embargo, la mayoría de los líderes
empresariales y sus equipos están superados. En una encuesta global de CEOs
realizada por IBM la mayoría espera que aumente la complejidad de sus empresas,
y más de la mitad duda de su capacidad para gestionarla. La misma dificultad de
mantener a flote la corporación en aguas tan turbulentas, social, económicas y
políticas, supera la experiencia y capacidad mental de la mayoría de los
lideres.
Investigaciones
de la National
Security Agency apoya lo que muchos experimentan sobre el terreno.
Los líderes tienen una brecha significativa entre la complejidad de las tareas
que afrontan y su propia complejidad mental. Las tareas que tienen que abordar
son literalmente más complejas que lo que sus mentes pueden gestionar. El
fracaso de la mentalidad ejecutiva es uno de los causantes del fracaso de los
ejecutivos. Otros estudios citan la carencia de la suficiente inteligencia
emocional de los líderes para responder a las exigencias relacionales del
liderazgo del siglo XXI. Finalmente, el ritmo de cambio del entorno empresarial
esta re-creando el campo de juego a una velocidad nunca conocida. A pesar del
rápidos cambios que parecen producirse actualmente en la tecnología, en los
mercados y en la política , de hecho es posible que en el futuro no sean tan
lentos como los actuales.
El
resumen:
la mayoría de los líderes está tocando un techo de cristal mental y emocional,
incapaz de navegar con eficacia en los entornos empresariales actuales. Sin
embargo, y a la vez, estamos ante una tormenta perfecta de complejidad
creciente, cambio acelerado, y la casi constante incertidumbre y todo ello ha
llegado para quedarse. Para dirigir y escalar el “capitalismo consciente” y
crear el futuro que queremos necesitamos masas de líderes capaces de romper el
techo de cristal para llegar a un liderazgo verdaderamente consciente. En la
práctica, necesitamos líderes más conscientes capaces de cultivar la innovación
de alto impacto, desarrollar relaciones de alta confianza con todos los “stakeholders”
y actuar conscientemente con gran valor. Este documento describe como
desarrollarlos.
En
el mundo empresarial, en el militar, en las administraciones públicas y en la
sociedad ya existen líderes que han alcanzado un nivel de desarrollo por encima
del techo de cristal. En occidente, aproximadamente un 5% de los líderes operan
con la capacidad mental y emocional necesaria para gestionar el cambio
sistémico y complejo y generar de manera fiable generar transformaciones
organizativas. Están en la punta de lanza del desarrollo humano y representan
el futuro del liderazgo del capitalismo consciente.
Un
alto ejecutivo declara que el líder ideal es un gran pensador estratégico capaz
de focalizarse en los grandes problemas y oportunidades, un comunicador
inspirador y excelente con grandes habilidades relacionales, orientado al
riesgo y altamente colaborador.
El
reto es que identificar y reclutar líderes de alto rendimiento con esas
cualidades es lento, caro y no escalable. La única solución viable, asumible y
sostenible es desarrollarlos.
Pero los enfoques actuales de entrenamiento de líderes no sirven para generar
las capacidades cognitivas, emocionales y relacionales avanzadas que necesitan
las organizaciones de mañana.
En
casi todo el mundo existe, al menos en latencia, un potencial de liderazgo
considerable y una complejidad de la mente y del corazón pero se necesita
liberar un modelo diferente de entorno. Precisamente el aprendizaje vertical es
la pieza del puzzle que falta.
¿Qué
es el aprendizaje vertical?
Es
la transformación de cómo los líderes piensan, sienten y dan sentido al mundo.
Incluye el desarrollo tanto de la complejidad mental como de la inteligencia
emocional. El aprendizaje vertical se produce naturalmente pero puede ser
acelerado de 3 a 5 veces si se dan las condiciones adecuadas. Un número cada
vez mayor de líderes y de investigadores han descubierto que “cómo sabemos” es
por lo menos, si no más importante que “qué
sabemos”. Esto es especialmente cierto cuando se trata de liderar
en medio de cambios complejos.
Mientras
que el aprendizaje vertical se focaliza en el cómo, el horizontal o tradicional se
centra en lo qué
un líder sabe. El aprendizaje horizontal representa el conocimiento y las
habilidades que adquirimos cuando operamos en el mismo nivel de complejidad
cognitiva, emocional y relacional. Nos facilita mejorar el conocimiento y
desarrollar habilidades funcionales. El vertical ensancha nuestra visión y
aumenta de forma permanente nuestra consciencia, haciéndonos, a la vez, más
sabios y más solidarios.
Por
ejemplo, cuando se diseña una estrategia es crítico poder conectar y relacionar
entre sí los diferentes conjuntos de datos, e identificar una tendencia
emergente o una oportunidad de mercado. Esa capacidad de reconocimiento de
pautas es el resultado de habilidades mentales avanzadas que desarrollamos
durante nuestro aprendizaje vertical. Hubo un tiempo en el que no se podía
hacer esto, ahora sí se puede, pero es probable que no lo leamos en un libro;
procede de la experiencia aprendida de ver muchos datos y del entrenamiento
para ver pautas en ellos. En este caso, el aprendizaje horizontal sería el
conocimiento técnico que procede de la lectura de un informe de un analista
sobre los riesgos medio-ambientales de la cadena de suministro.
De
la misma forma, cuando se lidera un consejo de administración, es esencial la
capacidad de sentir lo que no se habla, las preocupaciones subyacentes de los
miembros del consejo y hablar con ellos con destreza emocional. La sensibilidad
al sutil paisaje emocional es el resultado del aprendizaje vertical que ha
fortalecido la inteligencia emocional. En esta situación, el aprendizaje
horizontal podría ser el entrenamiento recibido sobre cómo liderar la “due
diligence” eficaz en una compañía antes de su adquisición.
Casi
todos los métodos de desarrollo de líderes se basan en el aprendizaje
horizontal. Sin embargo, el vertical está emigrando rápidamente desde los
laboratorios de investigación de Harvard,
Stanford y Cambridge al centro de los programas de élite de
desarrollo directivo. El “Center
for Creative Leadership” los cita como la tendencia futura número 1
en el desarrollo de líderes; también se utiliza mucho en algunas áreas
militares de los Estados Unidos, las comunidades de inteligencia, con atletas
de deportes extremos y olímpicos y en un creciente número de organizaciones selectas.
Estas
organizaciones utilizan una combinación de ambos aprendizajes, horizontal y
vertical, utilizando lo mejor que ofrecen estos dos enfoques.
FUENTE: Carlos Herreros de
las Cuevas - http://directivosygerentes.es/management/articulos-management/aprendizaje-vertical-liderazgo
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