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martes, 22 de septiembre de 2020

¡Innovación, el remedio para tiempos difíciles!

 

Al mal tiempo, buena cara. Los problemas tienen solución. Los tiempos difíciles pasan, pero se llevan mucho consigo en términos de costos de oportunidad que representa el costo de optar por una alternativa en vez de otra y en buena parte de los casos, el costo de no aprender de los errores.

En la actualidad nos encontramos inmersos en un contexto económico nocivo para la salud de las organizaciones. Estanflación. La mezcla de inflación con recesión. El aumento de precios combinado con la caída de la actividad comercial.

Casi 4.800 empresas cerraron sus puertas entre el 2.016 y el 2.017 según fuentes oficiales. El panorama 2.018 no dista de ser mejor. Los esfuerzos de un gobierno suelen ser escasos en materia de asistencia. Levantar embargos de AFIP, generar planes de pagos o alargarlos, habilitar líneas de crédito, no parece ser suficiente para paliar las necesidades de las pymes que deben resistir con tasas de interés y cargas sociales elevadas, salarios insostenibles, rotura de la cadena de pagos y caída de ventas. A eso podríamos agregarle la suba de precios de las materias primas, los impuestos y tasas y un tipo de cambio elevado.

En este contexto, es esperable que los directivos, dediquen todo tiempo posible en buscar formas de sobrevivir. Las matemáticas son exactas. Si no se puede hacer nada con los ingresos, hay que “retocar los costos”. Es así como algunas pymes se embarcan en “reestructuraciones” cortando todo gasto y actividad que no sea imprescindible para sostener el negocio. Por supuesto la medida no puede hacerse extensiva al largo plazo y cuando esto se agota, parecería que solo queda rezar para que la economía y las finanzas vuelvan al cauce normal.

El problema con estas decisiones es que por mirar el árbol que tenemos enfrente, dejamos de ver el bosque. Y el bosque esta “repleto de oportunidades”. Una de ellas es “apostar al cambio”. 

Entre las razones por las cuales las pymes no resisten las crisis, se encuentran la estructura y la cultura.

La primera atenta contra el grado de flexibilidad que se necesita para adaptarse a su contexto, y la segunda, no permite generar alternativas o visiones diferentes ante los problemas. Si una organización no puede enfrentar sus coyunturas, es porque “no ha hecho los deberes” en materia de cambio organizacional. La creatividad, una potencialidad que habita en cada ser humano, se pone en juego solo ante la adversidad, no forma parte de un proceso sistemático que le permita a las organizaciones incorporarse al camino de la innovación.

Sin creatividad, no hay innovación, sin innovación, es vaga la posibilidad de mejorar productos y servicios, y con ello, la cuenta de resultados.

Paap y Katz (2004) sostienen que la volatilidad de los mercados y la hipercompetitividad presente, colocan a las organizaciones ante el desafío paradójico del “dualismo”.

Ellos dicen que los esfuerzos por sostener el negocio actual, no debería atentar contra el sostenimiento de los negocios futuros.  Hacen hincapié en la innovación disruptiva para abordar nuevos mercados con ventajas diferenciales sostenibles. El proceso de disrupción sucede cuando lanzamos al mercado nuevas tecnologías o ideas de negocios que sobrepasan en aceptación a las que ya tienen un buen tiempo en él.

Las organizaciones pymes deben hacer una distinción clara entre sus clientes reales y potenciales. Deben orientarse a servir las necesidades de los actuales mientras permanecen vigilantes para detectar oportunidades en mercados emergentes. Lo disruptivo tiene que ver con nuevos mercados, pero la innovación también aplica a los existentes. Permite calibrar el posicionamiento, mejorar el modelo de negocios y por lo tanto las utilidades.

Las pymes necesitan incorporar la “cultura de la innovación” y para eso, deben cambiar sus estructuras verticales, unidireccionales. “Las soluciones no puede emerger de una sola cabeza”. Requieren de un equipo dispuesto a innovar para encontrar nuevas formas de hacer negocios, de dirigir y controlar, mejorar los productos y servicios para destacar respecto de la competencia, para encontrar formas de expandir el mercado a través del uso de la tecnología.

En las crisis existen oportunidades. Son momentos especiales donde se necesita repensar la organización, prepararla para los buenos tiempos que vendrán. La rutina no puede ser excusa, los problemas tampoco. La situación es agobiante, no lo dudo, pero no justifica la inacción. A diario observo, vendedores que no saben vender, compradores que no saben comprar, cobradores que no saben negociar, empleados que solo piensan en cumplir con el horario de trabajo y titulares de empresas corriendo detrás de los bancos y la AFIP. Si las pymes invirtieran parte de ese tiempo en trabajar las decenas de técnicas de creatividad existentes (635 – Brainwriting,  Brainstorming o lluvia de Ideas, análisis morfológico, metodología scamper…) otro sería el grado de respuesta ante los problemas coyunturales.

 

No tan solo de “recortes” viven las organizaciones.

 

Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo decía Albert Einstein. El remedio para los tiempos difíciles, se llama innovación. En sillicon Valley lo saben. Gino Tubaro (22 años), el joven emprendedor argentino que inventó una prótesis (manos) utilizando una impresora 3D, lo sabe, ¿las pymes, lo saben?



Mg. Claudio M. Pizzi

Director

www.dorbaires.com

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