Ley
anti-despido sí, ley anti-despido no. Se han dicho muchas cosas al respecto
últimamente, algunas correctas y otras no tanto. Se lo vio al presidente Macri
frente a los empresarios solicitándoles que se porten bien, que no despidan
gente y que no suban los precios.
Entendiendo
que el presidente proviene del ámbito empresarial, me cuesta creer que ese
pedido surja de su convencimiento sobre el tema. Más bien parecería ser un
gesto político, sobre todo si recordamos la frase del ministro de economía de
Alfonsín, Juan Carlos Pugliese, cuando en el año 1989 en medio de una crisis
que afectaba al gobierno e intentando frenar una corrida bancaria sintetizó lo
que ocurrió ante un pedido similar al empresariado argentino, “les hablé con el
corazón y me contestaron con el bolsillo”. Cuesta creer que el pedido de Macri
pueda surgir efecto luego del antecedente del 89.
El
problema no son los empresarios, sino las políticas que se llevan adelante en
los gobiernos. Un ejemplo que suelo utilizar para que el lector entienda, es la
historia de aquel domador que pidió encerrarse en una jaula junto con el león
del circo con el cual trabajaba. Pidió que le dejen una cantidad variada de verduras y frutas
y apostó a sus compañeros que lo haría
herbívoro. Pasado el tiempo solicitado, sus compañeros fueron a verlo y
adivinen que: solo encontraron al león dentro de la jaula.
Un
empresario se forma para convertir sus inversiones en rentables. Por ello
existen organizaciones con fines de lucro y otras dedicadas a las cuestiones
sociales como las fundaciones, las ong’s, y las empresas del estado que deben
prestar un servicio cuidando el presupuesto que se les ha asignado. En las organizaciones como en cualquier otro
ámbito existen los dilemas y las contradicciones, y surgen a partir de los
modelos de gestión que se aplican. La administración o dirección por objetivos,
fue un término popularizado por Peter Drucker en un texto del año 1954. En esta
lógica de gestión existen las metas a cumplir, su control y evaluación. Cada
departamento en la empresa, cada persona tiene un desafío. Para competir en los
mercados con posibilidades de éxito, se debe ser altamente productivo, eficaz y
eficiente. Si un gerente financiero no aprovecha una oportunidad de mercado,
como el alza de la tasa de interés para especular con los excedentes de fondos
del capital de trabajo de su empresa, será mal evaluado por sus superiores y
posiblemente sea despedido. ¿Cómo podría un gerente de producción mantener
operarios ociosos si el nivel de actividad de su fábrica baja? Incluso los
ciudadanos, muchos que suelen hablar mal de los empresarios, cuando observan
cambios en la cotización del dólar, son los primeros que corren a sacar los
depósitos de los bancos y a realizar la conversión a moneda extranjera. No es
mi intención hacer de abogado defensor. Ellos pueden hacerlo muy bien. Un
profesional debe buscar la verdad y el sentido común y no dejarse envolver por
la política vacía de contenido de turno, aquella que se utiliza para justificar
cualquier medida aunque sea ineficiente y genere más problemas que soluciones.
Diferir la decisión de despedir personal no resuelve el problema de la baja de
actividad. Si un empresario pyme se
encuentra evaluando la posibilidad de incorporar personal, una ley de esta
naturaleza desalentaría el proyecto.
Las
leyes son parte de las herramientas para instrumentar una estrategia. Para
trazarla, primero se necesita realizar un diagnóstico adecuado. En segundo
lugar, tomar decisiones para que el problema no se agrave.
El
último censo en la Argentina fue realizado en el año 2010. ¿Cómo se puede
llevar adelante un plan sin conocer el estado actual de las cosas? , ¿Se
puede determinar qué cantidad de viviendas se deben construir si no se dispone
de una cifra concreta?, de igual manera, ¿cómo podría proyectarse los flujos de
fondos necesarios si no se pueden proyectar los recursos necesarios?
Una estrategia es un rumbo. Dentro de ese
norte debe haber espacio para los trabajadores, empresarios, comerciantes,
estudiantes…cada uno cumpliendo su rol y agregando valor al país. Existen dos
tiempos de gestión, el corto plazo y el largo plazo. En el corto, se puede
hacer muchas cosas como por ejemplo: publicar precios promedio, mínimos,
máximos para que el consumidor tenga una referencia concreta sobre lo que puede
o no comprar. Precios de toda la economía para que los diferentes tipos de
consumidores puedan ser los que efectivamente controlen el proceso
inflacionario. Hacer acuerdos con las empresas para fabricar productos
genéricos de bajo costo que puedan estar en las góndolas y ser opciones
concretas para las familias de menores ingresos, ampliar el mercado central,
fomentar los pooles de compras para abaratar el costo de las materias primas de
las pymes, buscar acuerdos de financiación con planes de 24 / 36 cuotas a tasas
reducidas para fortalecer el consumo, reducir la carga tributaria buscando
algún criterio de gradualidad para las empresas que aumenten la dotación de
empleados.
Abraham Maslow, desarrolló una
teoría sobre la motivación humana en el año 1943 conocida como jerarquía de
necesidades. En la base de la pirámide se encuentran las denominadas
fisiológicas y de seguridad: alimentación, descanso, empleo, familia, salud,
otras. En momentos de crisis, donde el resto de las necesidades no pueden ser
debidamente atendidas, es imprescindible asegurar por lo menos algunas de las
básicas. Creer que los precios van a bajar apelando a la sensibilidad social,
es desconocer que el sistema es imperfecto, que crea prosperidad si los deberes
se hacen bien, pero que genera asimetrías que deben ser contenidas, máxime
cuando hablamos de una crisis.
El otro espacio temporal es el
largo. También hay muchas cosas por
hacer como por ejemplo: apuntar a un esquema de ahorro para financiar el
sistema de desempleo mejorando significativamente el pago del seguro y quitando
la carga potencial del pago por despido a las pymes conjuntamente con planes de
retiro voluntarios y pre jubilaciones, fondos que pueden provenir de
actividades no muy fiscalizadas como el juego y la renta financiera, entre
otras.
El gobierno no puede esperar a
que los leones se conviertan en herbívoros porque ello no ocurrirá como tampoco
la mágica bienvenida de capitales. ¿Por qué debería invertir un extranjero si
no lo hacen los argentinos?
Es muy importante que el gobierno
despierte y tome la conducción de los problemas. En el corto plazo, debe
convocar a los diferentes actores económicos y establecer un sistema de
medición de resultados, crear un comité de crisis intersectorial con la
presencia de gobernadores, oposición, líderes sindicales y empresarios. En el
mediano y largo plazo, buscan consenso sobre una decena de medidas que deben
ser respetadas cualesquiera sean los resultados electorales, por ejemplo: sostenimiento
de metas inflacionarias y gasto público, control presupuestario, publicación de
datos e información sobre licitaciones, declaraciones juradas de funcionarios y
todo lo que contribuya a la gobernabilidad sustentable del país. Lo demás es
historia argentina, y está probado que no funciona.
Mg. Claudio M. Pizzi
Director
www.dorbaires.com
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