Usted se estará
preguntando en este momento, que tiene que ver el profesor de la Harvard
Business School, autoridad reconocida a nivel mundial sobre estrategia
empresarial y desarrollo económico de naciones con “La Salada”, el complejo
ferial y comercial que se halla en el conurbano Bonaerense a la vera del
Riachuelo en el partido de Lomas de Zamora. Aunque parezca que nada, existe una
conexión importante, la cual pasaré a describir.
La historia de la
Salada, proviene de principios del siglo pasado. Esta fue famosa por sus aguas,
próximas a un riachuelo todavía no contaminado. Antes de ser un balneario
recreativo era ocasionalmente visitado por personas que creían que bañarse en
ella tenía poder curativo gracias al alto grado de salinidad aunque en el año
61 el balneario fue clausurado por el ministerio de salud, debido al elevado
nivel de “contaminación microbiana” hallado.
Luego de un buen número
de años, el espacio fue ocupado por grupos de personas, muchos de origen
boliviano, quienes comenzaron a montar de manera rudimentaria, puestos de
ventas de productos propios e importados. Al crecer la actividad, se
organizaron formando una sociedad anónima que luego se dividió, dando lugar a
una cooperativa.
Este complejo
caracterizado a la fecha por informal, y por sus desvíos legales, suele hoy
albergar a trabajadores de distintos países entre los cuales se encuentran
bolivianos, paraguayos, peruanos, senegaleses, y posiblemente la lista se
extienda. Un informe de la Unión Europea estima que los compradores que asisten
por cada día de apertura son más de 20.000, y que la misma contiene a más de
6.000 familias, que cada puesto genera aproximadamente una ganancia de 160
dólares al día, y que moviliza unos 9 millones de dólares por semana. La
salada, totalmente integrada a la web (facebook, Twitter, blog, youtube),
abastece a más de 200 ferias del interior y a países limítrofes, de acuerdo al
informe presentado por Julián d´Angiolillo, Marcelo Dimentstein y colaboradores
denominado: “Feria La Salada: una centralidad periférica intermitente en el
Gran Buenos Aires”
En dicho documento, se
expone la particular visión de lo que se podría denominar “documento de
ingreso”.
“No importa la nacionalidad ni la autenticidad de los productos
que se venden en él, (…) Los inmigrantes indocumentados y los nativos son
bienvenidos en tanto tengan el dinero necesario para una transacción. Esa
multitud, individualizada por el comercio, personalizada por las marcas, vuelta
anónima, a su vez, por el dinero, se encuentra lejos de constituir, por cierto,
un foco de resistencia anticapitalista, si bien desafía el concepto de
propiedad, como los dueños de las grandes marcas falsificadas en talleres
ilegales, y sus representantes políticos internacionales, no dejan de denunciar
(Fernández Vega, 2008).”
La salada surge como
consecuencia de un proceso de reestructuración económica que iba dejando fuerza
laboral en el camino, y que paralelamente la alimentaba a través de políticas
monetarias que favorecían la importación de productos de bajo costo. Este proceso
se dio en la década de los 90, período de crecimiento lento pero firme, y en
los años 2000 y 2001 en donde el desempleo y la marginalidad le aportaron la
mano de obra adicional.
Hasta aquí parecería ser difícil que Michael Porter pudiera
comprar algún producto en la feria, sobre todo si tenemos en cuenta el nivel de
informalidad y las cuestiones vinculadas a los aspectos legales que suelen
denunciarse tales como: contrabando, productos pirata, evasión fiscal y trabajo
informal, pero existe una conexión entre las ideas de Porter y la Salada.
Esta última termina siendo un “espacio público auto organizado”
surgido de las necesidades insatisfechas de las poblaciones de menores recursos
que se unieron en una actividad comercial para generarse fuentes de recursos.
En un mundo donde el capitalismo
se ha quedado sin rival, Porter dice que “lo
que es bueno para los negocios es bueno para la sociedad”, señalando que tanto
la filantropía como la responsabilidad social
empresaria no alcanzan, son insuficientes para convertirse en una oportunidad
transformadora.
Son los negocios los que crean
riqueza y prosperidad y son los que pueden resolver los grandes problemas
sociales a través de lo que él llama “crear valor compartido”. Se trata de
integrar los intereses de los negocios y la sociedad para hacer productos que
sirvan a clientes con “necesidades potencialmente diferentes”, lo que nos
llevaría a cambiar la forma de operarlos.
Porter menciona tres factores.
Dice que las carencias sociales en una comunidad crean costo económico, y que
éstos son clientes “desestimados” a los que hay que servir, lo cual amplifica
la oportunidad de expandir el negocio. Luego cita al impacto ambiental, quien
afecta la productividad de la empresa por dejar huellas ambientales y
efectos nocivos en los ecosistemas. Por último, habla de las necesidades
sociales, las cuales no representan al consumidor convencional, y que de allí
surgirán los “productos del futuro”.
Estoy convencido que “La salada”
es un espacio económico – comercial, creado por necesidades insatisfechas que
las empresas no han sabido aprovechar. Posiblemente un ejemplo que Porter
podría utilizar cuando mencione su teoría si viene a la Argentina. Por
supuesto, existe el condimento ilegal, el cual no puede negarse, pero esto
demuestra que los consumidores, cualquiera sea su status social, tienen
necesidades insatisfechas, y que si el mercado convencional no se ocupa
readaptando su oferta que no tan solo tiene que ver con el producto – servicio,
sino con las formas de pago, el sistema de distribución, es decir, la cadena de
valor, “otro lo hará”, y la prueba es la Salada, un mercado de millones de
dólares que se inventó a sí mismo como consecuencia de la miopía,
inflexibilidad y falta de cintura de aquellos que no creen que los negocios
pueden adaptarse para ser rentables y resolver los problemas sociales. La
Salada en definitiva es “la integración de un negocio a un sector que
originalmente era marginado” y que hoy parece tener más recursos y beneficios
que buena parte de la clase media local.
Lic. Claudio M. Pizzi
Director
www.dorbaires.com
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