CONSULTORIA EN GESTION ESTRATEGICA DE COBRANZAS.
¿Qué problema
no es cierto?, ¿Cómo se hace para cobrar una cuenta sin dañar la relación con
su cliente?, la cosa no es sencilla porque esta circunstancia dependerá del
nivel de “exposición relacional” al
que halla sometido a su cliente.
Si “exposición
relacional”. Usted y su cliente, salvo que venda productos o servicios
especiales que no demanden “continuidad” (venta de un pasaje de ferrocarril,
artículos ambulantes, etc.), tejen una relación.
Así como
se diseña un automóvil, un servicio, de igual manera se “diseña una relación”.
Es
posible que usted se encuentre tentado a echarle la culpa a él, pero en
realidad, en buena parte de los casos, le diría que en un 95%, la culpa es suya.
¿Cuáles
serían los motivos por los cuales un cliente no paga una cuenta?
Existen
dos grupos bien diferenciados.
A) Los que no pueden.
B) Los que no quieren.
Cualquiera
sea las razones, A o B, la responsabilidad sigue siendo nuestra. En el caso A,
salvo una catástrofe natural, económica o financiera, el problema se denomina: “falta
de análisis de la capacidad de pago”.
En el
caso B, el problema se denomina: “falta de análisis de riesgo crediticio y
políticas adecuadas de determinación de créditos”
En
cualquier aspecto, se ha fallado. Se ha fallado en la “prevención”, y se ha
fallado en la “gestión”.
Si
usted teje una “mala relación con su cliente”, lo más probable es que tenga
problemas de cobranzas, y de otras índoles también. Entonces, una medida vital
para evitar la morosidad sin perder el cliente consiste en “diseñar” políticas
sanas de relacionamientos con él.
Usted
debería estar en condiciones de calcular su “exposición relacional”, su nivel
de riesgo, su nivel de “profundidad – vínculo”, para poder desarrollar un
antídoto certero.
Usted
se expone a nivel relacional cuando por ejemplo (daremos uno sencillo para que
se entienda bien), a la segunda compra
de su cliente en cuenta corriente se le permite pagar de manera diferida (atrasarse). O
cuando utiliza diferentes estrategias de cobro, las cuales son por además de
ineficaces, y expulsoras de poder.
Ejemplo:
cliente XX – secuencia de gestión:
1. Amenaza
documental – 2. llamado telefónico - 3. súplica
– 4. amenaza documental - 5. repliegue.
Estudiemos esta estrategia utilizada:
Envió
una carta documento reclamando enérgicamente el pago, luego hizo un llamado
telefónico porque no tuvo éxito, luego le suplicó al cliente que le pague
comentándole lo débil que es su posición financiera, ante la negativa envía una
segunda carta documento que tampoco surte efecto, demora la decisión, dudando
entre seguir insistiendo, entrar en fase de ejecución, contratar una empresa de
cobranzas o dar de baja la cuenta por incobrable, ¿le parece correcta?, ¿quizás tenga suerte y le de resultado, pero resulta muy difícil pensar que pueda sostenerla en el tiempo.
La
mejora en el desempeño de la cobranza depende de varios factores:
- Adecuada política de créditos (análisis de riesgo – límite de crédito)
- Adecuada política de ventas (no vender en exceso por sobre las capacidades de pago de su cliente).
- Adecuada política de cobros (definir la importancia relativa del cliente y escoger la alternativa de gestión que cumpla con todos los objetivos definidos en él).
- Adecuada política de relacionamiento (determinar sus cuotas de poder – los incentivos – las penalizaciones, etc.)
Lo
que antecede debe cumplir un requisito indispensable. Formar parte de una
estrategia integral que sea instrumentada y defendida por la
dirección.
Finalmente
recuerde. Si usted decide otorgarle a su cliente un poder negociador mayor al
que dispone, le será extremadamente difícil el poder controlarlo. Como ocurre a menudo, muchas empresas suelen cometer errores obvios, se enfocan
estrictamente en los mecanismos de cobros, en las recetas, en las experiencias
negociadoras, en vez de enfocarse en su nivel de exposición relacional. Mi consejo es el siguiente: no esta demás trabajar en calibrar la gestión, de hecho vemos que es muy importante, digo, no descuidemos lo relacional. La cobranza debe representar en la empresa un proceso continuo, simple y natural de ingreso de fondos y no algo tortuoso y abrumador para ambas partes.
Lic. Claudio M. Pizzi
Director
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