Cinco directores de fondos de inversión cuentan qué quieren escuchar
en una reunión. Desde cómo contactarlos hasta el business plan. Por Joaquín Garau
“Lo que falta son financistas”, le dice Marcos, el
personaje de Ricardo Darín, a Juan, interpretado por Gastón Pauls, en una
de las más recordadas escenas de Nueve Reinas. Pero lo que estos dos
“buscas” no saben es que financistas hay, el problema es convencerlos.
Frases como “invertimos US$ 50
mil” o “nuestro techo es US$ 1 millón” son comunes en el ambiente de
aceleradoras e incubadoras de empresas, socios buscados por los emprendedores
que sueñan a lo grande pero que saben muy bien que sin dinero ninguna empresa funciona.
El primer paso para llegar a
la mesa de inversores tiene que ver con el emprendedor. “No todo emprendedor es
para todo inversor y viceversa. Es aconsejable identificar el grupo correcto de
inversores para su start up, ya que así como los inversores averiguan el
background de los emprendedores, tiene que hacerse el proceso al revés, ver en
qué empresas invierten, si han tenido inversiones en empresas parecidas, su
tiempo de estadía en ellas y ahí conocer si el acercamiento es viable”, explica
Lorena Suárez, country manager de Wayra, la aceleradora de Telefónica.
Este primer paso evita que los
emprendedores se la pasen golpeando puertas y asistiendo a reuniones que no
darán fruto, y sí contacten a verdaderos potenciales inversores. “Habrá menos
acercamientos pero más efectivos”, asegura Suárez.
Pero lograr una reunión con
los financistas no es cosa de todos los días. Ariel Arrieta, CEO de la
aceleradora NXTP Labs, cuenta que si alguien lo
contacta por Twitter está dispuesto a escuchar su proyecto, aunque siempre lo
mejores es acercarse con un conocido de por medio. “Valoro que vengan por
referencia de alguien, quizás de otro emprendedor; esa atención va a ser más
importante; de todas formas, acá atendemos a cualquiera”, destaca Arrieta. Es
lo que Suárez define con el término “Middle Men”, es decir, hombre del medio,
intermediario.
Distinta es la situación de
Incutex, la aceleradora cordobesa que bajo su ala tiene 10 proyectos. Para elegirlos
tuvieron que mirar 800 propuestas. Para hacer todo expeditivo, tienen aceitado
un formulario de contacto. “Se llena un formulario de inscripción, donde tenés
que responder preguntas y subir un video. Eso pasa por un proceso de pre
evaluación del equipo operativo y comité directivo de Incutex”, describe Walter
Abrigo, director general y co-fundador de Incutex. “Este año
estimamos que habrá 300 propuestas y tenemos que elegir sólo 3”, agrega el
ejecutivo.
El equipo de Wayra trabaja de
otra forma. “Nos gusta recibir información sintética en el cuerpo del e-mail
para entender en un primer vistazo qué hace el emprendedor, quiénes conforman
el equipo, y en qué momento están. Además, antes de ese encuentro físico, les
pedimos que en tan solo una página se sintetice todo. Le llamamos One Page, y
ahí esperamos encontrar en qué momento están, cuál es el diferencial con los
competidores, quiénes conforman el grupo. Eso lo pedimos previo al primer
encuentro para ir más preparados”, relata Suárez sobre el backstage del primer
encuentro, prueba de fuego de quienes buscan capital.
Showtime: cómo convenzo a esta
gente
“Los primeros minutos son los
más decisivos”, especifica Arrieta. “Ahí puedo aprender de vos por qué hacés
las cosas que hacés, que tengas conocimientos del producto y digas
correctamente los temas principales. Así, me podés convencer en 20 minutos”,
agrega y cuenta: “Yo quiero escuchar por qué lo estás haciendo, por qué estás
haciendo esto y no otra cosa. Cuando la única motivación es hacer dinero, esos
proyectos fracasan antes. Emprender es muy difícil y lo hacés sólo cuando hay
algo que te apasiona, cuando estás dispuesto a pasar la etapa donde todos te
critican por haber dejado tu trabajo en relación de dependencia”.
En un segundo momento, Arrieta
aguarda por otro tema: el alcance del problema a resolver. “Quiero ver que ese
problema que querés resolver sea lo suficientemente grande y la empresa sea lo
suficientemente ambiciosa como para creer que valdrá US$ 100 millones”, dice.
Por su parte, Esteban
Molnar, COO de Codamation, espera que a sus oídos lleguen
conocimientos de personas que conocen el rubro en el que emprenden. “Lo más
importante es que estamos viendo a una persona que conoce el negocio en el que
se está metiendo, que una persona haya trabajado en finanzas busque un negocio
acorde a él. Si quiere hacer una plataformas de inversiones online, ahí el
emprendedor tiene conocimiento del negocio, más allá de que no tengan
conocimiento en tecnología para llevarlo a cabo, porque ahí nosotros lo
ayudamos”, asegura.
Y si bien hablar sobre el
proyecto es importante también lo es referirse a uno mismo. “Las reuniones no
duran ni media hora. Y las presentaciones, que pueden ser acompañadas por una
presentación como PowerPoint, no deben tener más de 15 slides y deben ampliar
aquello que decía la One Page”, dice Suárez.
Si bien a Suárez no le
interesa que el emprendedor monte un show ante la mesa de Wayra, sí quiere ver
pasión en lo que hacen, “porque desde ahí se construyen grandes cosas”. Así, asegura
que el error es, muchas veces, enfocarse sólo en el producto y no en ellos
mismos. “Wayra invierte en empresas con alto potencial de crecimiento, con
perspectivas regionales o globales. Invertimos en personas, por lo que importa
mucho el equipo, su experiencia previa. No invertimos en emprendedores part
time”, agrega.
En ese sentido, Abrigo habla
de la actitud del emprendedor. “Se tiene que mostrar capaz de fracasar y
levantarse con gestos y con la palabra. Quiero ver su tolerancia y su capacidad
de automotivación”, destaca desde Incutex.
Business plan y números sobre
la mesa
A la hora de definir números y
cuestiones financieras, los pisos y techos que ofrecen aceleradoras e
incubadoras cambian, así como su estrategia de participación accionaria dentro
de las start ups.
Wayra trabaja con no más de 10
empresas por año, hasta un año, en sus oficinas de Palermo. En ese tiempo,
llegan a invertir US$ 50 mil y un monto similar en servicio de aceleración.
“Invertimos en proyectos desde 5 hasta 12 ó 15 personas. Y trabajamos con
expertos en distintos temas: usabilidad, programación, estrategia de marketing
online, comerciales y búsqueda de talento”, cuenta Suárez. Y destaca un punto
fundamental: “A la hora de empezar a invertir el producto tiene que estar
validado y lanzado. No invertimos en ideas en papel”. Tras su inversión, Wayra
queda como socio minoritario –entre 7 y 10 por ciento- porque quieren que el
emprendedor siga siendo el dueño de su empresa.
En el caso de Incutex, el piso
está entre US$ 50 mil y US$ 100 mil y el techo llega a US$ 1 millón. “Tomamos
hasta el 25 por ciento de la empresa; la menor participación fue 15 por ciento
y la mayor 30 por ciento. Pero cuando la empresa necesita dinero se diluye la
participación de Incutex”, dice Abrigo. Si bien se quedan con una participación
del proyecto –que no pasa del 45 por ciento- la idea de fondo es similar a la
de sus colegas: no quitarle el negocio al emprendedor. “La idea es solventar al
emprendedor, que es el verdadero dueño del negocio”, cuenta Molnar.
“Cuando vemos que el proyecto
puede funcionar sumamos al equipo de tecnología y plataforma, que analizan
escalas y recursos necesarios. Y ahí proponemos cómo nos interesaría
participar. Nuestra inversión va desde los US$ 50 mil hasta US$ 150 mil en la
primera ronda; y nos quedamos con un porcentaje de la empresa”, destaca Antonio
Peña, CEO de Overboost.
Sin embargo, por más que los
financistas muestran sus cartas, no quieren ver los naipes de los emprendedores
en la primera reunión.
“Nunca en la primera reunión
pido números”, asegura Peña. En sus años analizando start ups vio cosas que se
leen en los libros pero no se dan en la realidad. “Lo que nos gusta ver a
nosotros es cómo funciona el equipo, qué hace el producto y dónde lo vamos a
vender. Muchos traen business plan que hablan de expansiones a México y Brasil
que asustan, porque después hay que bajarlos a la realidad, a lo concreto, y no
son así como los presentan”, añade.
En esa misma sintonía está
Arrieta, a quien en las reuniones le acercan business plan hechos “por un amigo
de la facultad”. Pero según explica “no sirven para nada”. ¿Por qué? “Muchos se
preocupan más por el business plan cuando tendrían que preocuparse por el
producto. Yo quiero el conocimiento de si trabajaste con los usuarios a los
cuales les hablás, si es importante para ellos ese problema que con tu start up
vas a resolver”, agrega Arrieta. A esto se suma Wayra. “El segundo o tercer
encuentro es para el business plan”, dice Suárez.
Qué decir
“Desde el punto de vista de
los emprendedores tienen que decir qué están buscando y para qué (“uso de
fondos” se le llama)”, explica Suárez y cuenta que el método “Elevator Pitch”,
donde en un minuto se tiene que poder contar de qué se trata la empresa y cómo
resolverá un problema, tiene que estar “bien preparado y tiene que ser simple
para que aquél que lo escucha lo pueda repetir”.
De todas formas, esta técnica
muy conocida entre los emprendedores no es requisito fundamental para Peña,
cuya aceleradora ya trabaja con 10 proyectos.
“Veo mucho un estilo de venir
con el librito bajo el brazo. El “Elevator Pitch” está bueno para algunos
emprendedores pero no me gusta ese modelo guionado”, critica Peña y comenta:
“También ahora hay eventos de peaching, que son buenos, pero cuando te juntás
con el inversor tiene que ser él mismo. Después yo te preguntaré las cosas
puntuales y quiero respuestas transparentes.
Si se tratara de una ronda de
inversión al estilo Silicon Valley, la cuna de la tecnología, el encuentro
sería diferente. “Si estuviésemos en Silicon Valley el inversor te pedirá que
le cuentes una historia y por qué valdrá más de US$ 1000 millones. Pero si lo
que contás no convence, quizás tengas que ir a otro tipo de inversor, pero no a
un negocio de inversión de capital riesgo”, dice Arrieta, quien ostenta muchas
rondas de inversión sobre sus hombros.
FUENTE: http://www.apertura.com/emprendedores/Como-convencer-a-los-inversores-de-apostar-por-tu-proyecto-20160119-0001.html
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