Una historia de emprendedorismo puro. Coraje y
visión.
Ubicada
en Tolhuin, Tierra del Fuego, nació hace más de 30 años y desde su
apertura nunca se tomó vacaciones.
Por
Carolina Potocar 07 de Enero 2016
Como
la mudanza de su fundador, de Mar del Plata a la provincia de Tierra del
Fuego, la radical transformación que atravesó la panadería La Unión obligó a
Emilio Sáez a convertirse de proyecto de panadero en empresario pyme.
El
marplatense llegó a la capital del fin del mundo nada más que con sus
bolsos cuando comenzaba la primavera de 1984. A su llegada, dejó su
equipaje en una panadería con la que se cruzó por azar para buscar con
comodidad la dirección de un conocido que lo hospedaría. Cuando volvió a
buscar sus bultos, se llevó más que sus pertenencias: consiguió un puesto
para trabajar en la panadería los fines de semana.
Un
poco por gusto y otro por herencia familiar -su padre, el español Antonio Sáez,
era panadero- decidió convertir a su recién aprendido oficio en
negocio y comenzó a vender pan con tan sólo dos bolsas de harina prestadas
como inversión inicial. Hoy, La Unión recibe, en un buen fin de semana, a
alrededor de 5000 clientes, casi el doble de la población total de Tolhuin,
el pueblo que vio crecer el emprendimiento.
“Buscamos
siempre innovar y adaptarnos a las necesidades de la gente, y no dejamos que la
popularidad nos haga traicionar al cliente; acá el producto tiene la misma o
mejor calidad que hace más de 30 años, cuando abrió la panadería”, dice
Jorge Mario Centurión, uno de los encargados, a Apertura.com. Más
conocido como “Chiche”, trabaja en La Unión hace 8 años. Comparte su
puesto con otro encargado, ya que la jornada laboral en el emprendimiento de
Sáez es extensa. “Desde que Emilio abrió, la panadería trabajó todos
los días del año de 6 de la mañana a 12 de la noche y sin interrupciones”,
destaca.
Hoy
son alrededor de 30 los empleados que trabajan allí, repartidos entre la cocina
y las mesas del salón. Aunque nació como casa de panificados, esa adaptación
constante a las necesidades del cliente llevó a la empresa familiar a ofrecer
desde medialunas y churros hasta sandwiches de lomito y milanesas.
“La docena de medialunas está $ 80 y la hamburguesa completa está $ 95”,
enumera el empleado. Y como parte de su política de satisfacer a quien se
acerca, resalta: “Acá, si lo pedís, te preparamos una pizza a las 8 de la
mañana o un café con churros a las 10 de la noche”.
El
fundador de La Unión conoció Tolhuin como la mayoría de los viajeros: en
la travesía de Ushuaia a Rio Grande, dos importantes ciudades de la
provincia más austral del país. En el punto medio del trayecto, a 100
kilómetros de ambas ciudades, Tolhuin creció al lado del lago Fagnano.
Cuando Sáez llegó, tenía solo 200 habitantes; hoy viven allí alrededor de 2500
personas.
Su
ubicación la convierte en paso obligado de personalidades del teatro y la
música que se embarcan en giras por Tierra del Fuego. Fue por
eso que La Unión se convirtió en “El parador de las estrellas”.
Aunque las paredes están empapeladas de fotografías de Graciela Alfano, figura
admirada por el fundador del negocio, “Chiche” recuerda también otras visitas
recientes que causaron conmoción en el pueblo, como la de la “China” Zorrilla y
Carlos Perciavalle.
El
pedido de la Hostería Kaiken para incluir los productos de La
Unión en sus menús fue, para Sáez, otro de los puntapiés que ayudó a que
su negocio se convierta en una atracción. Hoy, la panadería es un punto turistico destacado para quienes
visitan esa zona del sur: una suerte de Parador Atalaya patagónico.
Ciudadano
ilustre de importación
Al
ingresar a La Unión, la experiencia completa en el comercio consiste en algo
más que tomar un café con leche con medialunas. En una esquina del local, la
presencia de un personaje llama la atención del público. La estatua del
doctor René Favaloro recibe a los comensales, que se pueden
sacar fotos. La escultura fue hecha por el mismo escultor que inmortalizó
a Olmedo y Porcel en la calle Corrientes. “Cuando Emilio vio que la muerte del
cantante Rodrigo causaba más sensación que la de Favaloro, decidió hacer algo
al respecto”, cuenta el encargado Centurión.
Al
principio, su cara comenzó a aparecer en las bolsas plásticas de la panadería.
Luego, el fundador del negocio empezó a planificar acciones a nivel
municipal. “Hoy tenemos un paseo y un busto en honor a Favaloro, todas
iniciativas de Emilio”, cuenta Centurión. Y agrega: “La más famosa a nivel
local es la bicicleteada; en la primera éramos 10, pero en la última ya
pedaleamos como 400 personas”.
FUENTE: http://www.apertura.com/emprendedores/El-secreto-detras-de-la-panaderia-de-pueblonbspque-recibe-5000-clientes-por-fin-de-semana-20160107-0006.html?utm_source=planisys&utm_medium=NewsletterApertura&utm_campaign=Apertura.com&utm_content=3&#
El
equipo dorbaires
www.dorbaires.com
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